miércoles, 1 de marzo de 2017

 Delineado con mi pulso, por malo que fuese el que lo esgrafió, vemos una extrana cabeza con unas extrañas rayas, y no digamos las manos. A la izda, un disco. O un pie.


En la cara del baluarte que mira a san roque, bajo los arcos de las derruidas cañoneras, encontré este extraño "muñeco" que cuando menos, por malo que fuese el que arañó el enlucido, no podia dejar de resultarle estrambotico lo que veia. Y no creo que se lo inventara. Observen bien.

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